“SARKOZY FOMENTA LA DIVISIÓN Y TIÑE DE RACISMO LA NUEVA LEY DE INMIGRACIÓN PARA FRANCIA”






Nicolás Sarkozy, Presidente de la República de Francia, ya tiene la Ley de Inmigración que quería, que endurece las condiciones para que los inmigrantes extranjeros puedan traer a sus familias a vivir con ellos en busca de un futuro en Francia. La nueva norma, aprobada por la Asamblea Nacional con nocturnidad y de madrugada, incorpora la polémica y deleznable realización de pruebas de ADN para determinar la filiación. Los aspirantes a ser regularizados deberán dominar el francés, conocer los valores de la República (resulta irónico oír hoy en boca de este Presidente aquello de “libertad, Igualdad y Fraternidad”) y tener ingresos en una cantidad suficiente como para poder vivir sin subsidios.

La vergonzosa enmienda de los test de ADN, introducida en la Comisión por un diputado representante del ultra conservadurismo más radical, quedó parcialmente maquillada por iniciativa gubernamental para intentar callar así a las numerosas voces críticas que han surgido contra esta medida, incluso desde su propio grupo.

El dispositivo previsto para la cobertura se aplicará hasta el 31 de Diciembre de 2010 y las condiciones para llevarlo a cabo se evaluarán anualmente por una Comisión integrada por juristas, parlamentarios y especialistas en ética.

La derecha francesa, envalentonada por su mayoría absoluta, saludó la iniciativa tildándola de “justa y pragmática, que nos dota de herramientas para acabar con la inmigración clandestina”.

Por el contrario, las organizaciones de izquierda denuncian que se trata de una “puñalada trapera a nuestro Código Civil que instaura una discriminación y segregación entre franceses y familias extranjeras”.

Una medida que prevé para los extranjeros lo que la Ley prohíbe expresamente para los ciudadanos nacionales, únicamente puede ser etiquetada como “basura política” representativa de la discriminación de los inmigrantes respecto a los ciudadanos franceses y que introduce una concepción de la familia –por vínculos de sangre- que contradice los valores y la legislación francesa.

Pero esto no es todo, aún hay más, ya que esta no es la única medida polémica y rechazable en la nueva Ley de Inmigración. Así, el texto incorpora por primera vez en Francia la posibilidad de censar el origen étnico de los ciudadanos, algo hasta el día de hoy prohibido, para llevar a cabo estudios sobre la “diversidad de orígenes de las personas, la discriminación y la integración”. Basta ya de tanta demagogia y de disfrazar la información para intentar ocultar lo que en esencia representan estas nuevas fórmulas, que no es otra cosa que un atentado contra el principio de igualdad de los ciudadanos.

La guinda de esta recién estrenada Ley de Inmigración “Sarkozyana” la representa la obligatoriedad impuesta a los solicitantes de un permiso de residencia por reagrupamiento familiar de realizar en examen sobre sus conocimientos de francés y los valores y principios en los que se apoya la República (los mismos valores que Sarkozy ha enterrado dando forma a esta nueva Ley). Ahora bien, la portentosa bondad del nuevo Presidente francés ha hecho posible que los suspensos en este examen de valía como ciudadano, podrán recuperar realizando un cursillo de “buen francés” que ofrece la propia Administración.

La Ley será en breve examinada por el Senado como último paso necesario antes de su puesta en vigor. Sólo nos queda ya esperar que el Presidente Sarkozy o alguno de los numerosos gestores gubernamentales que le rodean recuperen la cordura y echen atrás esta nueva Ley que, por humanidad y respeto al ser humano como tal, no deben ser refrendadas. Recordemos al Sr. Sarkozy que si hay algo que ha hecho daño a la convivencia y la paz entre las personas, ha sido esta asquerosa manía que tenemos de clasificar a la población como “gente de primera” y “gente de segunda”.

Gracias a todas estas decisiones podemos, con el tiempo, comprobar qué esconden líderes como Sarkozy, Rajoy, Berlusconi o el siempre ridículo Aznar, tras el disfraz de político de centro moderado y reformista.

Con el destape provocado por decisiones como esta, cada día estoy más seguro de que nada tiene que envidiarle el indomable “Sarko” al afortunadamente defenestrado Le Pen.