"BARBERÁ SIGUE CON SU TRATO DE FAVOR HACIA GARCÍA GASCO"

El Ayuntamiento valenciano de Rita Barberá ha recalificado centenares de parcelas de suelo público para beneficiar a sectores inmobiliarios y empresarios privados. Uno de sus beneficiarios es el arzobispo Agustín García GAsco, que goza de la simpatía y los constantes privilegios de la alcaldesa: hasta 11 parcelas en las que había proyectada la construcción de espacios públicos han ido a parar a la Iglesia. En la mayoría de los casos, la oposición vecinal no sirve para que el PP cambie parques o escuelas por templos.

Un informe de los socialistas del que ya informó El Plural sacaba a la luz hace solo unos días la transformación de 250 parcelas de suelo público en privadas por parte del consistorio de Rita Barberá. Muchas de ellas han ido a parar a la Iglesia, pero esta actuación no es nueva. El ex concejal socialista Matías Alonso señaló a El Plural que el consistorio “encaja como puede” templos en múltiples zonas en las que antes había parques infantiles o plazas públicas.


Foto: La nueva Iglesia de la Calle Campoamor

Calle Campoamor:

Un ejemplo de esta gestión tan favorable a los intereses de García Gasco es el templo de Nuestra Señora de los Dolores, en la calle Campoamor. Pese a la oposición vecinal y el poco espacio disponible, esta parroquia se construyó en 2006 con la aprobación de Barberá y su equipo.

"Encajadas con calzador":

De manera similar se procedió a la construcción del templo ubicado en la avenida de Blasco Ibáñez, una iglesia “encajada con calzador”, según Alonso. La amistad personal entre Barberá y García Gasco han hecho a este último concesionario de 11 parcelas públicas, de las que nueve se destinarán a la construcción de parroquias. Además, la alcaldesa popular ha hecho dos concesiones más al azobispo: el Asilo San Juan Bautista y la Alquería de Ricós, antiguas edificaciones de valor histórico, pasarán también a manos de la Iglesia.


Foto: La Iglesia encajada con calzador

"Modificaciones en los templos":

Otras veces, lo que ocurre es que un templo existente se modifica, pese al disgusto general de los ciudadanos: así sucedió en la plaza Salvador de Rueda, donde se alzaba una pequeña parroquia en forma de barraca rodeada por un parque infantil, única zona lúdica para los más pequeños en los alrededores. El arzobispado derribó el edificio original, pese a su originalidad y valor histórico, y también el parque, colocando en su lugar una mole de ladrillo. Las protestas vecinales no sirvieron de nada.


Foto: La nueva Iglesia de la Plaza de Salvador Rueda

"El intento fallido de Barberá":

Afortunadamente, Barberá no siempre se sale con la suya: en 2006 se intentó acabar con el parque situado en la plaza de Ballester Fandos, puesto que el solar había sido cedido a la jerarquía eclesial. El arzobispado llegó a colocar las vallas de obras, sin embargo, la oposición vecinal fue tan fuerte que llegó a oídos de los grupos socialista y de izquierda unida. Estos presentaron una moción conjunta, coordinada por los vecinos de la zona, por lo que el Ayuntamiento se vio obligado a negociar con García Gasco la reubicación del templo.

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