
El atentado de la banda terrorista E.T.A perpetrado ayer en Bilbao es el primer intento de asesinato personal y personalizado de la banda desde que se hiciera oficial la ruptura total de la tregua en Junio pasado. De acuerdo con la táctica de atacar cobardemente a uno para amedrentar y atemorizar a muchos, la banda colocó una bomba lapa en los bajos del vehiculo de uno de los 2500 escoltas privados que protegen, jugándose la vida a cada paso, a las personas más directamente amenazadas en el País Vasco y Navarra.
Es su forma de extender el miedo a la vez entre ese colectivo profesional y en el de las personas a las que protegen y acompañan cada día en su lucha contra la barbarie y la sin razón. Pero, al hacerlo, escenifican claramente la mentira radical y extrema del mundo cobarde de E.T.A y Batasuna. La triste paradoja es que los mismos que exigen ser escuchados con respeto, en libertad y sin cortapisas, son a la vez cómplices de la muerte y la barbarie terrorista, guardando silencio y acatando las imposiciones que llegan desde la cúpula. ¿Qué respeto merecéis, si sólo por pensar diferente acabáis con nuestras vidas?
Los jefes batasunos que no están detenidos, se aplicaron ayer la ley del silencio y, dando una vez más muestra de su inexistente valentía, se abstuvieron de condenar el atentado y miraron al suelo cuando la portavoz del Gobierno Vasco preguntó si era esa “su idea de hacer política por medios democráticos”. El día anterior a este atroz atentado en Bilbao, Pernando Barrena ya había dado cuenta de la posición política de la coalición preguntando enfáticamente qué camino le quedaba a un país cuando “se le cierran las vías políticas y democráticas”.
El portavoz de Batasuna había declarado que, al detener a sus compinches, el Gobierno había apostado por el comienzo de “un nuevo camino de violencia”.
Estaríamos, según los argumentos publicados por el diario “Gara”, ante una estrategia encaminada a “hacer desistir a golpes a la izquierda abertzale de sus principios”. Pero, ¿qué principios defienden estos cómplices de los asesinos?, ¿qué principios van a tener si no defienden el más valioso de todos: el derecho a la vida? Quizá debemos respetar su derecho a poner bombas lapas en nuestros coches.
La cuestión fundamental es si las vías políticas y democráticas que defienden son compatibles con que los diputados y concejales de los partidos que no comparten su fe deban llevar escolta para que no los maten.
El ruin atentado de ayer y el asqueroso silencio batasuno al respecto ponen de manifiesto la mentira del discurso victimista de la izquierda abertzale: la desigualdad de oportunidades la sufren quines se oponen a E.T.A ; y la libertad que descaradamente reclaman no es la que ampara la ley sino la impunidad para los que cometen delitos y matan por la espalda y a sangre fría a personas admirables.
El siempre oportuno lehendakari Ibarretxe, de visita oficial en Chile, declaró que cumplirá con su obligación de perseguir a quien cometa delitos y ponerlos a disposición judicial.
Poco ha contribuido Ibarretxe a la necesaria deslegitimación social y política del entorno de E.T.A -(aspecto clave para un hipotético final de la violencia)- con declaraciones como las realizadas últimamente en las que critica, en nombre del dialogo por la paz, las detenciones por orden del juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, de los dirigentes de la mesa nacional de Batasuna. Con dicha actitud, falsa, ignorante e irresponsable, el lehendakari cumple con uno de los sueños más anhelados por los terroristas de E.T.A y sus seguidores, como es el hacer ver la imagen de un País Vasco oprimido y coartado en su libertad por la “intransigencia” del Estado Español. Si desde las Instituciones Vascas se lanza un mensaje de conflicto con España, ¿qué les queda a esos ciudadanos vascos, constitucionalistas, que defienden su autonomía dentro del Estado Español, y que ahora ven cómo sus gobernantes entran en el juego que marcan los terroristas y sus cómplices?
Gora Euskadi ; E.T.A Kampora
* Muchísima suerte y toda la fuerza amigo Gabriel Ginés *

