El Zumbido: -Carlos Carnicero- (El Plural)
Lo intentó todo, mejoró incluso dialécticamente, pero no consiguió nada. La gran tragedia de Mariano Rajoy es que ya no tiene crédito y aunque articuló con cierta habilidad un discurso de deconstrucción de la política del Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero, a la hora de cimentar una alternativa fiable no encontró parroquia que le acompañe.
El presidente del Gobierno no logró entusiasmar más que a sus incondicionales, pero no necesita despeinarse más de lo que lo hizo para declararse ganador frente al líder del PP, por la sencilla razón de que con la confiabilidad que le proporciona su sonrisa tiene suficiente para ganar esta elección. Mientras José Luís Rodríguez Zapatero tenga enfrente a lo que ahora mismo le echa el PP, no tendrá problemas de imponerse por pura simpatía.
Mariano Rajoy, el mejor de los marianos rajoy posibles, no tiene capacidad de crecimiento en un universo en el que su expresión espanta a quien no sea devoto de la vieja España. En esas condiciones, solamente con la articulación sencilla de un rosario de propuestas que ni siquiera estaban bien hilvanadas, fue suficiente para que el líder del PSOE sentenciara la eliminatoria a dos debates en televisión después de quince años de apagón informativo.
Nos queda esperar a las primeras horas de la noche del día 9. Auguró una madrugada liviana porque sencillamente esta cita electoral ya no da más de si. Sólo queda que los ciudadanos depositen la papeleta en la urna y un recuento rápido que se puede enredar un poco en las circunscripciones que tienen un diputado en el alero. La tendencia de fondo es clara: Mariano Rajoy está sencillamente agotado. Aquí ya no hay más partido y la derecha tiene que ir pensando en cambiar de entrenador.
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